La ecografía tridimensional (3D), como su nombre indica, es una representación en las tres dimensiones del espacio de las imágenes obtenidas mediante la ecografía bidimensional convencional
La ecografía 4D es una técnica que permite la visualización del feto en tres dimensiones y en tiempo real, es decir nos permite observar el feto en movimiento. Gracias a este procedimiento se consiguen imágenes del feto de gran nitidez y realismo, con un detalle similar al que podría aportar una fotografía.
El momento ideal para realizar esta ecografía y obtener imágenes de calidad del feto y sus movimientos es alrededor de las 25-26 semanas.
La visualización del feto es distinta dependiendo del momento en que se efectúa la exploración.
En etapas precoces de la gestación, se puede visualizar al feto en su totalidad, pudiéndose observar extremidades y tronco al mismo tiempo, y en caso de movimiento fetal, la imagen 3/4D nos ofrece unas imágenes realistas de todo el feto en movimiento, más comprensibles que en la ecografía convencional.
En etapas más tardías, la visualización del feto queda reducida a estructuras más concretas, como son la cara, manos, pies, o incluso genitales, sin ser posible la visualización del feto en su totalidad.
A partir de las 30 semanas, las condiciones de la exploración suelen dificultar la obtención de una adecuada imagen tridimensional. Independientemente de la edad gestacional, en ocasiones no es posible obtener una imagen tridimensional óptima, ya sea por motivos fetales (falta de líquido amniótico, posición del feto, gestación múltiple) o por motivos maternos (panículo adiposo, miomas uterinos, etc.).