La histeroscopia, es una técnica muy útil para recabar información sobre el estado general del útero de la mujer, y a través de ella, el ginecólogo puede comprobar si existen tumores benignos como los miomas, o tumores cancerígenos o, simplemente, pólipos que son los responsables del abundante sangrado menstrual.
La histeroscopía se puede realizar en mujeres que tienen sangrado uterino anormal. Se puede utilizar para contribuir a diagnosticar causas de infertilidad o de abortos espontáneos reiterados.
La histeroscopía también se puede utilizar para evaluar adherencias uterinas (síndrome de Asherman), pólipos y fibromas, así como también para localizar y extraer dispositivos intrauterinos (DIU) que se hayan movido de lugar.
Desde el punto de vista terapéutico, la histeroscopía se puede utilizar para ayudar a corregir problemas uterinos. Por ejemplo, se pueden extraer pequeñas adherencias y fibromas por medio del histeroscopio, y así se suele evitar una cirugía abdominal abierta.
Para realizar la histeroscopía ambulatoria, el ginecólogo utiliza histeroscopios muy finos, que tienen entre 3 y 5 milímetros de grosor como máximo. Además, este tipo de histeroscopia, aunque se trate de una prueba ambulatoria, permite al médico recoger una muestra o biopsia, en caso de que estimase oportuno recogerla.
La paciente es ubicada en una camilla, y el ginecólogo introduce el histeroscopio por vía vaginal. Esta prueba no suele durar más de 15 minutos, y una vez terminada, la paciente se puede ir a casa con total normalidad